Martin Bermudez Opiniones y Dudas

martes, julio 27, 2010

Declaración de No Guerra.

La ausencia de guerra no implica necesariamente la idea de paz, pero al menos, es una base indispensable para pensarla. La paz, como tal, no puede ser entendida toda vez que las asimetrías existentes en el tejido de la humanidad arrastran una larga historia de exclusiones, violaciones de derechos humanos, miseria, enfermedades endémicas, desocupación, hambre, violencia urbana y rural, pobreza estructural y demás horrores que, no solo no hemos podido superar, sino que contemplamos como espectadores de una tormenta, en la que pensamos que nada podemos hacer. ¿Estamos en paz? De todas formas, se entiende que nunca sería posible corregir nuestros fracasos partiendo de una guerra. Los “señores de la guerra” festejan los discursos beligerantes; significan nuevos mercados. No acepto que alguien arengue a sus ciudadanos, explicando verdades maquilladas, denostando a sus potenciales rivales, diciendo bravuconadas inconsistentes, poniendo cara de pícaro y ordenando movilizar tropas y tanques como si hiciera un delivery de pizza. Pero…algo de verdad hay en lo que denuncia. Es cierto que la hipótesis de Estados Unidos siempre contempla la utilización de misiles y caza bombarderos y nada de inocencia hay en su intento de instalar bases, sea donde sea. También lo es que mirar a las FARC como una iniciativa romántica, es una canallada y apoyarlas, de cualquier manera, es ser funcional a una violencia terrorista de la que el mundo ha sido víctima en todos los continentes. Y no hablemos de los engorros semánticos a los que se exponen los políticos que no logran aclarar su relación con las narco-guerrillas, en un país que no supo, ni pudo, parar a la serpiente en su incubación. Y seguimos expuestos a la lógica del alineamiento con un imperio decadente o, con ejes formados por regímenes totalitarios y teocracias. En la guerra no gana nadie. No quiero de amigos a ninguno de ellos. Para ellos la vida es un valor relativo. Jugar livianamente con la idea de que hay muertes aceptables es lo mismo que matar…lo mismo. Y veo a un ex deportista, ex ídolo, ex muchas cosas, riendo y festejando las declaraciones belicistas de un mandatario frente a las cámaras de TV, demostrando que su pobre caletre no le deja ver que festeja las barrabasadas discursivas de una potencial declaración de guerra. Pobre él, pobres nosotros, pobres Venezuela y Colombia. Pobres ciudadanos de un circo espantoso en el que se arma el escenario para que luego algún líder aparezca como el héroe mediador. Oler la pólvora, escuchar las explosiones y los disparos, oír los gritos de dolor…sentir la muerte cerca, cercenando familias y futuros…y un estúpido festejando el posible festival de AK 47, M16, AR 15…simplemente porque alguna vez Fidel se dijo su amigo, porque le cae simpático Chávez, o porque no pudo ganar un mundial ni hacer que nadie “la tuviera adentro”…es una tragedia con “boludos” sonriendo. Y, sabiendo que la paz es una utopía, les declaro la no guerra.


 
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