Martin Bermudez Opiniones y Dudas

miércoles, mayo 28, 2008

Para capitalizar la paradoja.

Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un ideal. José Ingenieros.” El Hombre mediocre.”

Quizás sea necesario partir de la ingenuidad para hacer algunos análisis. En cuanto al dilema planteado en el enfrentamiento entre el gobierno argentino y el agro en su totalidad, desde una postura ingenua, deberíamos hablar de “desencuentro”. Es importante entender que, más allá de las razones que esgrima cada una de las facciones, es muy mal momento para detener la producción agraria. Recientemente, el Presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick ha expresado que la crisis alimentaria podría durar hasta 2015. Agregó consideraciones en cuanto a que los países deberán revisar sus políticas de producción para garantizar el suministro de granos básicos a la población mundial. También destacó la necesidad de desarrollar biocombustibles a partir de la celulosa, pertenecientes a una “tercera generación”. En síntesis: el mundo necesita del agro para dar de comer a la población, ni más ni menos. Hoy ya hay hambre estructural y el desafío de las soluciones solo ha sido tomado por organismos humanitarios internacionales; pero eso no alcanza. Ya no hablamos solo de nuestro país, hablamos del mundo. He aquí la paradoja: cuando deberíamos estar discutiendo cómo instrumentar políticas de estado que cumplan con la demanda de alimentos, que por cierto será sostenida durante mucho tiempo (más que suficiente para generar recursos para el desarrollo nacional), no logramos salir del freno auto-impuesto por el enfrentamiento discursivo y práctico. Todos los productos del agro y sus derivados tienen precios records y nosotros no producimos ni vendemos. Nadie nos pide que regalemos nada, solo que se lo vendamos. Para ello hay que producir. Lejos de la intención de este autor está el hablar de culpas o razones, pero sí de responsabilidades, sobre todo de responsabilidad histórica, para con la Patria y la humanidad. Lo cierto es que se requiere de gestos de grandeza y una voluntad política que se ponga por encima de las coyunturas. Si un plan económico tiene lógica, la pierde al cambiar los paradigmas. Harto escuchada la expresión “Granero del Mundo” al hablar de Argentina. Hoy, esto es más cierto que nunca. El consenso debe buscarse en forma urgente, teniendo en cuenta las nuevas reglas de juego mundiales, en las que hablar de mercado no es una mala palabra, sobre todo, cuando agregamos el valor de la gesta humanitaria. Recuerdo las discutidas profecías de Benjamín Solari Parravicini, en las que hablaba de un futuro venturoso de nuestra tierra en una crisis de la humanidad. No acostumbro a darles más entidad que la de la curiosidad, pero…si non e vero e bene trovato. Nuestra Nación es grande, pues grandeza esperemos. Nuestra patria es rica, pues busquemos la riqueza. La Argentina está llena de hombres de buena voluntad, pues entonces, aunemos esas voluntades. Los recursos generados podrían servir para afianzar la educación, la salud y el crecimiento en libertad de nuestros propios excluidos. ¡Vaya oportunidad histórica! Podemos capitalizar la paradoja. ¿Alguien se atreve a negarlo?


 
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