Martin Bermudez Opiniones y Dudas

lunes, agosto 31, 2009

A los patriotas que aún quedan...

El diccionario de la Real Academia Española define a "patriota" como: "persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien".Claro que a la hora de ponernos de acuerdo sobre "su bien" comienzan las interpretaciones, dependiendo del ángulo que se tome para la visión superadora.Es por eso que debimos establecer reglas, de manera de decidir que ese "todo" (utópico en principio) fuese al menos "la mayoría" del bien alcanzable; es decir: ya que no alcanza a todos, procuremos que la mayor cantidad se vea beneficiada.Sin embargo, ello no implica que los que no hayan sido alcanzados por ese bien deban, literalmente, joderse.Preocupa que un elevadísimo porcentaje de nuestra población no logre aceptar que los que no ganan una votación no son ciudadanos de segunda.Pero, tambien hay cuestiones de fondo, que se refieren a la "pendular" forma en que se mueve la decisión popular.Lo que hoy, por cuestiones ideológicas, políticas y coyunturales, parece un bien supremo, puede convertirse en anatema con solo esperar que el péndulo comience su recorrido opuesto.También es esperable que el péndulo, en su recorrido, no nos arranque la cabeza, la economía, la esperanza y el futuro.Cada vez que comienza una transición la gente saca su cuerpo del recorrido del péndulo, "no sea cosa"...y se produce una inmovilidad de las decisiones, a la espera de que las cosas se aclaren.Estamos en un momento difícil, el cambio llega en Diciembre, cambian los componentes del Poder Legislativo y con ello, el esquema decisorio de nuestra democracia.Ahora bien: no es bueno que justo ahora haya apuro para sancionar leyes que dificilmente tendrían consenso a partir del cambio en la composición de las Cámaras, pero tampoco lo es el negar "toda" su legitimidad al actual gobierno.Pensar de otra forma implica complicar, entre otras cosas, la estabilidad jurídica y la confianza.Sin ellas, no podemos hablar de políticas de estado, sino solo de medidas de gobierno.Surge entonces la necesidad de dejar de lado los juego partidarios y pensar como "patriotas"; gesto magnánimo que nuestros políticos vernáculos soslayan, persiguiendo objetivos alejados de nuestra cotidianeidad pedestre de ciudadanos entre dos fuegos.También es objetable el foco puesto en una incipiente unidad sudamericana, que obliga a alinear ciertos discursos con personas menos apegadas a la democracia que al poder.El primer patriotismo esperable es respetar las instituciones, todas, todas.Quedan patriotas, por supuesto que sí.Muchos.Esperan la vuelta de la coherencia y, mientras tanto, sufren los dislates de una clase política demasiado penetrada por hombres de obscuro pasado e indefendible presente.Esa misma malformación del tejido político, que ha tenido un comportamiento "tumoral", es la causa por la que la política resulta expulsiva para los buenos hombres que temen, con razón, comprometer su estabilidad emocional, económica, laboral y familiar.Y lo peor es que tienen razón en temer.Pero los héroes tienen miedo, por eso son héroes.No debemos engañarnos, los políticos no son bebes de probeta sino el emergente del descuido que hemos hecho de los valores; pero siempre hay tiempo.Solo se trata de ser patriotas.Se puede.


 
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