Martin Bermudez Opiniones y Dudas

jueves, enero 14, 2010

Mi amigo haitiano: el "Negro" Pierre.

Pierre es haitiano. Nos hicimos amigos hace varios años, compartiendo un grupo en el que intentamos, de vez en cuando, tener una visión más humanista y comprometernos con el futuro del hombre. El es diplomático y ya no vive más en nuestro país, pero dejó amigos. Ahora, su destino es Canadá. Allí construye una nueva etapa, donde combate el desarraigo acompañado de su familia. Recuerdo su agradecimiento cada vez que yo hacía un reportaje a las fuerzas militares argentinas, destacadas en Haití en misión humanitaria. Ponía una mirada en su tierra y hacía que otros la vieran, casi con la misma emoción, que me ponía al borde del llanto. No era para nada menos. Relatos de miseria, exclusión, pillaje, barbarie, enfermedades, sometimiento a la autoridad de facciones enfrentadas en forma sangrienta, donde no había cuartel para los pobres. No había cuartel para nadie. Como en Africa, pero acá nomás. Un país víctima del olvido, pasado por encima y solo tenido en cuenta por operadores turísticos que muestran como "pintoresco" el paisaje de la exclusión. Y ahora, el terremoto. No se pudo evitar. Lo que si podría haberse evitado fue que Haití tuviera la guardia baja de los vencidos sempiternos. En una paradoja de la crueldad, la torre de control de Port Au Prince está inoperativa y eso hace que cueste llegar con ayuda humanitaria en avión. Es difícil no preguntarse dónde están las torres móviles de control que las potencias militares usan cuando quieren bombardear un país soberano, utilizando alguna excusa que no se cree ni un analfabeto. ¿O solo sirven para bombardear? ¿O para mantener a raya a dictadores vernáculos que desobedecen los intereses de este o aquel imperio? El único hospital que se mantiene en pié, desbordado y trabajando a destajo es el del la Misión Argentina. A pesar de los vaivenes administrativos, nuestra ayuda fue constante. Pero ahora, no alcanza. La Cruz Roja ha multiplicado sus esfuerzos, pero no alcanza. Nada alcanza. Y mi querido "Negro" Pierre tiene el alma rota, los sueños destruidos, el futuro borrado. Un país en el que el horizonte suficiente es mantenerse con vida un día más. Una humanidad que sigue en rumbo de colisión. Y yo no puedo ayudar a mi amigo. Solo decirle que estoy con él. Que rezo con él.


 
Google