Martin Bermudez Opiniones y Dudas

martes, julio 28, 2009

Me gusta más construir una provincia que criticar a un Gobernador.

La provincia de Buenos Aires es, ya no una de las más ricas de la Argentina, sino del mundo. Por supuesto que esta frase puede sonar a voluntarismo en estado puro y en algunos contextos a delirium tremens ocasionado por alcoholes innobles. Sin embargo, hablamos de riqueza cuando los prospectos son favorables. El cuasi ahogo presupuestario que surge a pocos días vista puede llamar a error, pero sin duda las posibilidades de encontrar una solución son exponenciales, tratándose de un territorio que debe superar el futuro próximo merced a la liberación de fondos del Estado Nacional en lo inmediato, pero que luego, con una planificación adecuada, podría ser un polo atractivo para la llegada de fondos internacionales. El PhD de Harvard José Irigoyen, acostumbrado a las lides de las finanzas internacionales, sostiene que los fondos se pueden conseguir con herramientas “muy sencillas”, pero que es condición necesaria el ordenamiento del esquema de recaudación fiscal de la provincia, al tiempo que deberían desarrollarse políticas de estado que respeten los nuevos paradigmas en cuanto a Responsabilidad Social Empresaria, articulación de un plan educativo en conjunto con las necesidades de la producción, planificación sustentable desde lo ambiental, creación de puestos de trabajo calificados sustentados por el plan educativo antes nombrado y, fundamentalmente, voluntad política. Sabe de lo que habla. Ha acompañado la “Iniciativa Clinton”, la campaña del Partido Demócrata y goza de excelentes contactos con la actual administración Obama. Desde hace tres años trabaja en las sombras, formando equipos técnicos integrados por hombres de excelentes credenciales, pensando un futuro mejor para el territorio bonaerense. Este es solo un ejemplo, de tantos que no se ven, ya que perdemos tiempo escuchando discursos llenos de consignas y vacíos de proyectos. La Argentina es paradojal y Buenos Aires la sigue por defecto. Mientras voy conociendo la increíble cantidad de personas que se preocupan por mejorar y construir el futuro, no puedo evitar mi enojo frente a los “diques” de la estructura política. A mí no me pone feliz que a Scioli le vaya mal, de hecho, si le va mal a él, qué decir de la provincia. Es probable que muchos de los que podrían arrimar soluciones al actual contexto piensen distinto que el Gobernador, incluso yo mismo. Pero ¿Qué hombre de bien no estaría dispuesto a trabajar en salir de la crisis? Cuando llegue el momento de las urnas discutiremos lo que sea, pero ahora, hay que sacar adelante, nada menos que, el futuro. Prefiero construir que criticar.


 
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