Acerca de Irak y la guerra civil que no nos animamos a asumir como tal.
Siempre hubo que pedir por la paz. Lamentablemente este momento no es una excepción. Proponemos al lector un ligero cambio: ya no pedir ( que lo hará cualquier hombre de bien, siempre) sino exigirla y trabajar por ella. No ceder a la tentación de las justificaciones discursivas, que se basan en falacias en la mayoría de los casos y, mucho menos, aceptar que las diferencias religiosas justifiquen la muerte. Reforzar el peso de los organismos internacionales y si fuera necesario redefinirlos. Señalar la infamia de los gobernantes que esgriman la solución bélica basándose en la fuerza de su propio poderío. Demasiadas hipótesis de conflicto tenemos hoy en nuestro planeta. En este momento se encuentra en pleno crecimiento la reactividad de algunos fundamentalismos, que inevitablemente generará más polarización. La solución no es una guerra más. La guerra es una tragedia, el peor de los pecados, la crueldad del hombre desatada “ad infinitum”. Para colmo de males, una vez más estamos frente a la peor de todas: la guerra civil. Ocurre en Irak, no importando qué eufemismos usen las facciones para definirla. Ocurre y mientras tanto se matan entre hermanos. Y no piense Usted que Irak desatará el conflicto, Irak “es” el conflicto. Donde quiera que Usted esté, sea cual sea su nación y su religión, piense que es su deber hacer algo. Somos muchos sobre la faz de la tierra y mucho podemos hacer. Exija la paz!