La política es más seria que los políticos.
Sobre la distorsión de las definiciones . Tomar una pinza no es hacer ingeniería mecánica Asombra saber con qué liviandad la gente esgrime la frase: ” yo de política no quiero saber nada”. Habida cuenta que la política es inherente a todas las actividades del hombre, nadie parece reparar en que la mentada frase es tan absurda como decir : “ yo de mis asuntos no quiero saber nada”. Sumemos a eso peligrosas generalizaciones, tales como: “ los políticos son todos iguales “ ( entendiendo en ese “ iguales” una bonita colección de adjetivos que comienzan con corruptos y terminan con interjecciones non sanctas). Esto genera un escenario propicio para que medre una fauna de individuos que buscan el poder para su solo provecho personal y que, como el lector podrá suponer, se autodenominan políticos. Basándonos en estas peligrosas premisas, construimos a diario la falacia de la “ no participación política por escepticismo, desilusión, cansancio, etc...” A quién dejamos espacio libre con esta actitud? A aquellos mismos de los que abominamos. Ahora bien, ¿ no será necesario definir claramente qué es la política? Por que si por tal entendemos las definiciones del diccionario, no encontraremos ninguna acepción relativa a las internas como un todo de la política. En todo caso, podremos discutir que se trata de una de las herramientas necesarias para dicha actividad. Poniéndolo de otro modo: es como tratar de definir la ingeniería mecánica a partir del uso de una pinza, con el agravante de que quien usa esa pinza la toma con los dientes. La política es pensar e intervenir en las cosas del estado, construir una república, elegir representantes dignos ( y señalar a los indignos), pensar la educación para construir el futuro, garantizar la integración e igualdad de todos los ciudadanos, respetar y hacer respetar la justicia como un valor cardinal, participar de todas las actividades para las cuales aducimos no tener tiempo ( incluso leer las boletas electorales), combatir la pobreza en niveles de exclusión, etcétera y agregue Usted todos los etcéteras que quiera. Ahora: piense en qué se parece el párrafo precedente a una interna partidaria. La política es de los ciudadanos, de los hombres de honor que albergan en su alma ideas e ideales, más allá de la ideología. Ocúpese Usted de la política real y deje que otros se rompan los dientes con las pinzas de la interna.