Sobre la voluntad democrática.
CRIA CUERVOS…SEÑAL QUE CABALGAMOS. Por Martín Bermúdez. Se supone (vaya uno a saber por qué) que las protestas piqueteras permitidas en detrimento de la libertad de otros ciudadanos son una muestra de una Argentina con una voluntad democrática exacerbada. Sin embargo, huelga decir (por enésima vez) que se sigue alimentando un modelo que parece considerar la Constitución como un lindo librito donde ejercer la amnesia selectiva. Todos los males que nos aquejan se dan de narices con el libro en cuestión. A esta altura uno no sabe cual es la más flagrante de las violaciones. Hay desigualdad social, exclusión y discriminación, no se asegura la paz interior ,etc, etc, y mil veces etcétera. Pero emulando a Sancho Panza, confunden los dichos quienes creen que la protesta es la respuesta. La protesta es el síntoma y el diagnóstico es claro. El exceso en la protesta se traduce en violencia y el origen de la protesta también es la violencia. Los políticos ven circular el drama social por esta especie de anillo de Moebius(muchos de ellos solo ven) y esperan algún milagro que calme la tempestad. Mientras tanto, aquellos que vencen el miedo y logran reclamar algo de sentido común son señalados como agoreros que solo esperan el fracaso del gobernante de turno para encaramarse al poder. Es un fracaso rotundo el desprocesamiento de los imputados en el escándalo de las coimas en el Senado y se parece muy poco a la idea que uno tiene de justicia. En realidad y en rigor de la tan mentada justicia si se actuó acorde a la ley habrá que aguantar. Sirva esto como ejemplo de que cumplimos con las garantías constitucionales. Pero la pregunta es: porqué algunas garantías sí y otras no. Sabido es que los artículos caros, en general, tienen mejores condiciones de garantía que los de bajo precio. Para este sistema, un barato ciudadano tiene menos garantía que un caro Senador (para mi gusto, de un costo excesivo). DURA LEX SED LEX. La ley es dura, pero es la ley. Suena bárbaro, no?. Ahora: si es dura en un extremo y en el otro un chicle, no caben dudas de que será la ley, pero no es justa. Si honramos la Constitución, ahí sí, será señal que finalmente cabalgamos.