Martin Bermudez Opiniones y Dudas

jueves, febrero 23, 2006

Los dedos.

Los dedos, una cuestión de honor. Si caminas por la Via del Foro Imperial, rumbo al Coliseo Romano, podrás observar una serie de mapas que muestran la evolución del Imperio durante mil años. Llegarás al Coliseo y al recorrerlo no podrás evitar evocar la imagen del pulgar arriba- pulgar abajo que decidía la suerte y la vida de un gladiador romano. Ahora bien: cuales eran los valores en esa época? Que hubiera pasado si, honrando el derecho a la vida y a la integridad física, el pueblo reunido hubiera utilizado su índice para señalar al Emperador que se fuera del Coliseo? Nada bueno evidentemente. El Emperador no era elegido por el pueblo. Hoy sí podemos levantar el índice, ya sea para exigir una explicación al gobernante, ya para señalar al gobernante algo malo que deba corregir. Sin embargo seguimos aceptando mansamente que ocurran en la actualidad cosas más atroces que las del viejo imperio. En algo hemos evolucionado: si supiéramos que en algún lugar del planeta, algún gobernante decidiera erigirse emperador y comenzara a realizar en un moderno Coliseo prácticas como las del Imperio Romano, rápidamente denunciaríamos esta atrocidad en todos los Organismos de Derechos Humanos y en las Naciones Unidas. Los noticieros de TV y radio hablarían del tema con horror y ni hablar de los titulares de los diarios de todo el mundo. Hablaríamos de involución, salvajismo, faltas a la moral, pérdida de valores, falta de honor, atropello a nuestras creencias religiosas. Qué decir, si ese emperador decidiera a su vez, torturar a sus enemigos vencidos en guerra, soltándolos en el Coliseo con los leones? Imposible!!!,Inadmisible!!!, dirían todos. Malas noticias mis queridos congéneres: existen muchos coliseos. En realidad tienen otra forma y no son públicos. Son utilizados por regímenes dictatoriales para torturar enemigos ideológicos, personas con otras creencias, enemigos capturados y vencidos y todos aquellos individuos que el dictador decida son peligrosos para el imperio. Que hacemos nosotros? Nada. Ni siquiera tenemos el coraje de levantar el dedo y señalar el crimen. Nuestro silencio ominoso cuesta la vida de miles todos los días. Dictadores funcionales a terroristas funcionales a dictadores funcionales. Eso es lo que permitimos que exista, ya no un solo coliseo. Irak, Guantánamo, Cuba, China. Prisioneros torturados en Abú Grahib, prisioneros sin proceso y mal tratados en Guantánamo, prisioneros políticos en Cuba, prisioneros sin proceso y torturados en China. No es el mundo con que soñamos. Si queremos los pulgares arriba para nuestro futuro, usemos el índice para denunciar a los que violan los Derechos Humanos. Si los pulgares van abajo, entonces y solo entonces, nuestro propio índice nos señalará y sabremos que no tuvimos coraje, que fuimos cobardes. Habremos perdido el honor.


 
Google